miércoles, 23 de diciembre de 2015

¿Cómo saber si los sentimientos de alguien son verdaderos? A veces la desconfianza es la mejor opción para protegerse del dolor, pero también es una barrera que impide que, quienes realmente desean hacerte sentir especial, se acerquen a ti e intenten curar tus heridas.
 Pero quién sabe por qué, fijamos siempre la mirada a aquellas personas que suelen ser las que mienten, o las que no valoran lo que, con cariño y esfuerzo, se les da.
Y la vida es tan cabrona que siempre te pone enfrente a alguien que te ama y te aprecia, pero el sentimiento no es recíproco y aquí venimos de nuevo con esa cadena de odio. ¿No sería más fácil amar a quien nos ama? Dejar de sufrir de una vez por todas y... Ya.
Aunque claro, sé que eso es imposible. Está científicamente comprobado que los seres humanos somos tan imbéciles que nos sentimos más atraídos por lo imposible, por lo inalcanzable, por aquello que difícilmente podemos tener.
No entiendo por qué mi interior prefiere llorar en un rincón, con el maquillaje corrido, con el corazón en la mano, sufriendo por alguien a quien en realidad no le importa nada más que sí mismo, alguien que hace que parecer que me quiere, pero que sólo quiere satisfacerse a sí mismo sabiendo que me tiene comiendo de su mano. Es un martirio pasar así los días, encerrada en una jaula que mi propia mente ha construido. Es un maldito efecto bola de nieve.
Más le quiero, menos le importa; más le busco, menos tiempo tiene; más le hablo; menos responde.
Estoy cansada de buscar cosas donde no las hay y de esperar algo bueno de los demás cuando este mundo está lleno de decepciones.
Y es difícil confiar en alguien cuando tienes el corazón roto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario