martes, 22 de diciembre de 2015

Viajo en el autobús, mirando por la ventanilla. ¿Cómo explicarlo? Me gusta sentarme hasta atrás, pues es donde va más vacío, disfruto de viajar sola. Aunque sí, mamá dice que la ciudad no es segura y que debo sentarme adelante, y, si es posible, acompañada. Pero no me gusta. Nunca he sido del tipo de personas que disfruta demasiado de la cercanía de personas extrañas. No quisiera dar demasiados detalles, pero una vez que veo la tinta manchar el papel, doy rienda suelta a mis pensamientos más profundos y los inmortalizo en el papel.
Este es el único lugar donde puedo depositar la letanía de mis pensamientos.
¿Cuándo es que todo comienza a joderse? En un momento estoy sentada ahí, jugando con muñecos, comiendo dulces, pintando dibujos con crayones, y de pronto... ¡bam! Yo, intentando eliminar las impurezas de mi rostro; yo, evadiendo mi reflejo en el espejo; yo, sonriendo sin ganas; yo, durmiendo dos o tres horas al día; yo, sin saber por qué coño me levanto de la cama; yo, con el corazón, o el alma, o lo que sea que tenga dentro de mí... hecho trozos.
Sé que, comparada con otras personas, mi vida puede describirse como fácil. Lo sé, tengo un techo dónde vivir, tengo alimento, tengo una familia. Sé que hay personas que la pasan peor que yo, pero no soy de aquellos que se regocijan de la desgracia, y que piensan podría ser peor. Porque sí, puede ser peor, pero justo ahora todo duele, y todo molesta, y todo está mal, y no me importa que los demás la pasen peor, justo ahora, yo misma no la paso nada bien.
Pasa el tiempo, lento y perezoso. Los días son monótonos y aburridos. Pero, me pongo a mirar atrás y ya casi se acaba el año, y ni siquiera lo vi pasar. ¿Tiene sentido? En realidad no mucho de lo que digo, pienso y escribo, lo tiene, La vida está llena de irracionalidades.
Creo que no hay nada peor me importan un carajo los demás, esto es lo que considero peor que no saber a dónde vas. No tener un sueño, un anhelo, una meta. Porque, aunque te encuentres sin nadie a tu alrededor, aunque sientas que todo está mal, que algo en ti va mal, si tienes un anhelo, no importa nada de eso. Algo te empuja a conseguirlo.
¿Cuenta como meta encontrar una meta?
Da igual.
En momentos como este, es cuando más necesito un amigo. Y no te ofendas, querido cuaderno. Tú has sabido escucharme como nadie, pero a veces hacen falta un par de palabras, un par de palmadas en la espalda, algo de compañía y risas. Y quién sabe por qué, pero yo siempre termino sintiéndome como la reemplazable, siento que no soy la mejor amiga de nadie, que si me voy, nadie se dará cuenta. Es tonto, es egoísta, pero es inevitable. Creo que no soy la única persona en el mundo en sentirse así. Quizás es algo normal.
Pero que sea normal,.. no significa que esté bien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario